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domingo, 12 de agosto de 2012

Un cura que sabe como ganar audiencia


Ralf Schmidt (foto superior) es un sacerdote alemán que hace no muchos días tuvo la ocurrencia de decir que daría un sermón dominical en el que hablaría sobre sexo de forma explícita, vamos, sin cortarse un pelo, hizo entender que llamaría a las cosas por su nombre y que si había que ser procaz lo sería.

Evidentemente el asunto causó gran expectación mediatica y por ende en la misa del domingo llenó la parroquia, y cuando todo estaba listo transmitió su mensaje pero sin palabras procaces ni tonterías fuera de tono, lo más fuerte que dijo fue esto:
 “Mi trasero, mis manos, mi lengua, mi pene, los lóbulos de mis orejas son sitios donde se encuentra el deseo. De este modo debemos gozar lo que Dios nos dio si ya no estamos en al paraíso. Porque el amor viene de Dios y no del Diablo”
Creo que debería de haber muchos más curas explicando así las cosas, claritas, y sin hablar tanto de pecado donde no lo hay. Gracias padre Ralf.  

jueves, 7 de junio de 2012

Bravo por Sor Margaret

Sor Margaret A. Farley
La señora de la fotografía es una monja que se llama Sor Margaret A. Farley, es una monja perteneciente a la congregación de las Hermanas de la Misericordia y es profesora de ética cristiana en la Yale Divinity School, uno de los departamentos de la Universidad de Yale. Además de todo esto, a partir de ahora, en su brillante currículum, figurará el extraño privilegio de haber cabreado bastante al Papa y a la curia vaticana, y todo por vivir en el mundo real y poner en entredicho los inamovibles preceptos de un catecismo inventado por unos hombres que viven a años luz de lo que es la realidad y complejidad humana. Hombres que lejos de preferir el debate y la confrontación de ideas que lleva a la luz de la razón prefieren la imposición de las ideas de ellos a todo el mundo, tengan o no tengan razón. Ideas que además, lejos de estar asistidas por razón alguna derivan de un supuesto mensaje de Dios, mensaje que, todo hay que decirlo, no recibió ninguno de ellos directamente, así que como poco habría que dudar que otros lo recibiesen anteriormente.

¿Y qué hizo la buena de sor Margaret para cabrear de este modo al Papa y a la curia? pues nada del otro mundo, escribió un libro (al Vaticano, de siempre, no le gustan demasiado los libros que contradicen sus dogmas), el libro se titula Just Love. A Framework for Christian Sexual Ethics (Solo Amor. Un Marco para la Etica Sexual Cristiana).

En cuanto el libro vio la luz y lo pudieron leer las autoridades religiosas del Estado Vaticano se quedaron de piedra, sor Margaret aconseja en él cosas que sabe todo el mundo, pero a ciertos jerifaltes eclesiales no les resultan agradables, a saber:

Sor Margaret no desaconseja la masturbación, más que nada por conocer la propia sexualidad, sobre todo la de las mujeres para descubrir nuestra propia capacidad de placer "algo que algunas no han descubierto" (y lo peor es que tiene razón)

Dice que la homosexualidad es tan respetable como cualquier otra opción sexual y que lo normal es que el ser humano pueda elegir su sexualidad en libertad.

Y por último pone en entredicho la indisolubilidad del matrimonio.

Le faltó tiempo a la curia de Roma para poner en marcha su perverso mecanismo de desautorización y represión, su Congregación para la Doctrina de la Fe, si si, eso que antiguamente era más conocido por "Santa Inquisición" (en su nombre completo siguen figurando estas dos palabras) y que hace no mucho hubiese enviado a sor Margaret y a su libro a una terrible hoguera donde las llamas apagarían durante siglos, el pequeño faro que encendió esta mujer en el seno de un organismo oscurantista a más no poder.

Se preocupan, y mucho, el Papa y sus secuaces, de desautorizar a la monja (cosa en la que no carecen de experiencia) y de contarnos que lo que ella dice no es cierto, que no es lo que dice el catecismo (que como sabemos los que nos hemos tomado la molestia de leerlo, es pura ciencia y empirismo). La cosa va más lejos, y claro, como hoy queda feo colocar a sor Margaret encima de una pira de leña y meterle un cerillazo le piden que se retracte públicamente (como con Galileo, mira tu. No se preocupe sor, retractese, si los demás ya sabemos la verdad y quien tiene la razón, después suelte un latinajo al estilo de eppur se muove y dentro de quinientos años, tenga la seguridad de que algún papa le pedirá perdón), evidentemente los alumnos de esta monja han perdido posiblemente a una buena profesora que les enseñaba una ética cristiana bastante más verídica que la que el Vaticano pretende que sea enseñada.

A la vista de estas cosas ¿como puede haber gente que sigue creyendo a pies juntillas en un catecismo que parece elaborado por y para idiotas?

martes, 24 de abril de 2012

El sacerdote que salvaba mujeres de la prostitución


A veces, navegando por la red y sin querer, una encuentra cosillas que la reconfortan con el género humano, incluso con la Iglesia Católica, lo cual tiene su mérito en una persona tan crítica con ella como yo.

El sacerdote de la foto se llamó Oreste Benzi, y fue popularmente conocido en Italia, concretamente en la zona de Rimini, como Don Benzi, o... el Cura de las Putas, y es que entre muchas otras cosas a eso dedicó su vida este buen cura, a salvar a toda cuanta chica pudo de la prostitución.

A pesar de sus ideas un tanto conservadoras, pensaba que la prostitución era una violencia contra la mujer ejercida por los hombres, y que si no hubiese clientes no habría prostitutas, lo hizo bastante bien, con algo tan simple como la tolerancia por bandera.

La forma de trabajo de Don Benzi era sencilla, se presentaba con su sotana, ahí lo teneis en la foto, al inicio del post, donde hubiese chicas trabajando como prostitutas y les ofrecía casa y algunas posibilidades para abandonar la prostitución, se ve que un buen día se dijo que iba a ser difícil acabar con los clientes, así que pensó que a lo mejor era más probable terminar con las chicas que quisiesen ejercer el oficio.

Lo bueno es que Don Benzi no obligaba a nada, ni lo pretendía, solía decir sobre todo a otras organizaciones que pretendía lo mismo, o incluso a políticos y autoridades, que no todo el mundo quiere ser salvado de su camino, y que un gran número de personas -le dolía- parecían no querer entender eso. Así que él salvaba a la que lo deseaba y a fe que lo hizo, a lo largo de su vida logró retirar a más de tres mil mujeres de la prostitución (se dice pronto ¿verdad?).

Su obra, llamada Comunidad Papa Juan XXIII creo más de 500 casas-familia (300 están en Italia) y hoy en día se reparte por Europa, Asia, Africa y América Latina, y no solo ayuda a las mujeres que quieren dejar la prostitución, también da amparo a menores con dificultades, drogadictos y mujeres maltratadas.

Cuentan quienes lo vivieron que Don Benzi se enfrentó en no pocas ocasiones a proxenetas de los de verdad, no de esos que inventan a veces los periódicos y las autoridades, de los peligrososo vamos y que bastantes veces logró arrebatarles a las chicas y ayudarlas (la autoridades bien... gracias, no las molesten con esas cosillas, que son muy trabajosas). En ocasiones llegó a presentar a estas muchachas al mismísimo Papa.

Don Benzi falleció el día 2 de noviembre del año 2007, su obra sigue. Hay gente que no debería de morirse nunca ¿verdad?