sábado, 28 de junio de 2008

Cuando el macarra es el estado


Hoy en día, por lo que me cuenta mi "mami" (para los que me lean por primera vez: la mujer que me introdujo en la prostitución y una muy buena consejera siempre) ya no hay macarras "ni uno queda" -dice-

No acierta, queda alguno que otro, poquitos, pero algo queda. A decir verdad, creo que no hay macarras, pienso que hay chicas que se enmacarran, tontas del bote, que no tienen nada mejor que hacer que soltarle el dinero que ganan a golpe de coño a un gilipollas. En fin, allá ellas.

No voy a contaros como actúa hoy un macarra, porque, la verdad, los casos que conocí eran eso, chicas que le daban dinero a un bobo y punto. Os contaré como eran los macarras de antes, hablo de los años cincuenta, sesenta, incluso los setenta, después, al menos los del estilo que describe mi "mami" se extinguieron (bueno, queda uno en toda España, un día a lo mejor cuento su historia y la de sus mujeres, que curiosamente lo adoran).

El macarra era un tío, lo que se dice "con un par", un cabrón, pero con cojones, porque para eso no servía cualquiera, había que tenerlos bien puestos: las chicas solian ejercer en los llamados "barrios chinos", en esos barrios estaban los burdeles, las esquinas, las confluencias de calles, etc. y lógicamente había burdeles mejores que otros, esquinas mejores que otras y confluencias mejores que otras y un buen macarra, que supiese y pudiese defender bien su territorio, a hostia limpia, navaja en mano o si se terciaba, a tiros, era el que se llevaba el gato al agua. Las chicas, muchas veces tontas, pueblerinas, incultas y sin ningún lugar para donde tirar, solían enamorarse de estos elementos, pero tampoco es que se enamorasen de gratis, se enamoraban porque estos tíos eran cameladores, primero daban, no había problema, las llevaban a una buena discoteca, una buena cena ¿que les importaba si otras ya estaban trabajando para él? les prometían incluso sacarlas de la calle, lo que hiciese falta. Como quiera que fuese las chicas caían en esa trampa y cuando se daban cuenta estaban trabajando para él, dandole lo ganado con cada cliente y sisando de cuando en cuando para ellas, cosa que el macarra, el buen macarra, sabía y permitía hasta cierto punto. Que la chica se ponía tonta y protestaba, la cosa se arreglaba con un par de buenos "hostiones". Si la chica se ponía demasiado tonta, en ciertos lugares había la costumbre de cortarle el lóbulo de la oreja (si, ya se que es cruel, pero dejadme acabar), así espabilaba. El castigo máximo que podía recibir una puta (además de que tiene habido más de una muerta), era el del azucarillo.

Lo del azucarillo era una medida extrema, había chicas que llegado un momento se decian: "pues mira, yo no ganaré pero este cabrón tampoco se va a llevar nada" entonces o pasaban de currar, de hacerse clientes o, cuando no les quedaba otra que hacerselos, se lo montaban mal con ellos. Ahí solía haber muchas trifulcas entre macarra y chica, trifulcas en las que la chica solía salir mal parada. Llegado un día, el macarra se daba cuenta del rollo que se traía la coima y decidía cortar por lo sano, entonces le decía a ella: "vale, lumi de mis entretelas, no quieres trabajar para mi, pero tampoco vas a trabajar para ti, te has buscao una ruina que te cagas".

El macarra, que previamente había endurecido un azucarillo con coñac (se le echan un par de gotitas y se deja secar, parece ser que se pone muy duro), cogía es azucarillo, se lo colocaba entre los dedos indice y corazón, lo apuntalaba con el pulgar por la parte interna de la mano y le soltaba un revés a la díscola, si sabía hacerlo bien (y sabía) le hacía una herida muy fea desde la frente hasta el mentón, herida que solía surcar la mejilla. Una herida ancha que ni la madre que la parió y que además, cicatrizaba muy mal, solía dejar una marca muy fea en la cara, marca que además no se quitaba de por vida. Con ello, la chica no solía hacerse muchos más clientes, llegaba el hambre y lo tenía muy mal: si volvía a su pueblo malo, esa marca la conocían muchos hombres. En la ciudad... como la marca también era conocida difícilmente encontraba trabajo, como entre el lumpen la marca, evidentemente, también era conocida... nadie quería a una puta díscola en un club ni de limpiadora, así que lo tenía muy mal. Sin embargo el macarra, a partir de ahí, las otras chicas que tenía o tuviese en el futuro ya se cuidarian muy mucho de hacerle jugadas.

Bueno, y a cambio de todo esto... ¿Qué daba el macarra? Pues no gran cosa, o si, depende de como se mire: lo más importante era la protección con clientes que se propasaban, el macarra siempre andaba cerca de sus chicas, si estas pedían ayuda el cliente "pesado" tenía un problema muy serio, estos tipos no solían andar con chiquitas. Después, si el macarra era de los buenos las chicas gozaban de las mejores esquinas o de las mejores "boites" de la ciudad, con lo cual, podían sisar un poco más de dinerillo. También está la cuestión del respeto por parte de las otras chicas, que se cuidarían muy mucho de pisar el terreno de las del macarra de turno. Por último, un buen macarra llevaba a sus chicas de paseo en un lujoso coche, las llevaba (si se portaban bien, claro) a cenar a buenos restaurantes (con el dinero que ella había ganado, evidentemente) y detalles así. En definitiva: presumían "de hombre".

Vosotros direis que todo esto era triste, penoso, cruel, etc. etc. etc. Incluso alguno dirá que aquellas chicas deberían de denunciar al macarra. Si, ya... claro, te ibas al policía y le decias "oiga, soy puta y un señor me pega y se queda con mi dinero" Ser puta estaba prohibido, ibas a la carcel, así que de entrada, para las chicas no era la solución más viable (cosas de prohibir la prostitución). La putería era tolerada mientras no diesen la nota, si una sacaba los pies del tiesto había redadas, terminaban unas cuantas en prisión y llevabas más palos que una estera por parte de tus compañeras, y claro, cuando salias, vuelta a lo mismo tras haberte tundido tu "romántico amigo".

En todo caso teneis razón, era cruel, supongo que en algún caso, quizás demasiados, de distintas maneras, aún lo seguirá siendo, que yo no conociese macarras en la actualidad, salvo cuatro bobos, no quiere decir que no haya alguno peligroso y jodido por ahí. Pero el caso, que es a lo que yo voy, es que aquellos macarras, tras tanta crueldad, al menos daban algo, y a veces, no pocas, hasta se jugaban el tipo por "sus chicas", enfrentandose a clientes que a lo mejor eran tan peligrosos como ellos. Mi "mami" cuando paseamos por ciertos lugares me cuenta y no para: "aquí apuñalaron a fulanito que chuleaba a la tal y a la cual y a la de más allá" o "fijate ¿ves esa cervecería? pues era un club, en el piso de arriba mataron a menganito cuando fue a ayudar a una de las suyas" o "¡ay! no quiero ni acordarme, ahí apuñalaron a zutano, le metieron quince cuchilladas, lo hizo el novio de fulana y mengana" Mi mami llama "novios" a los macarras de aquella época. O sea, que se jugaban muchas veces la vida. Otras veces, cuando alguna de "sus chicas" era detenida por la policía, el tío iba y daba la cara, logrando con alguna argucia sacarla del calabozo o, llegado el caso, pagando la fianza (endeudando así a la chica con él). En definitiva, algún detallito tenían los angelitos aquellos ¿o no?

Vale, pues ahora apareció un tipo de macarra nuevo, no hace nada por las chicas, pero si se entera de que ganan algo les pide el dinero, y hay que darselo, de lo contrario emplea medios coercitivos que no dejan otra salida.

En Italia sucede como en España, la putería no existe, no está contemplada en ningún reglamento ni legal ni ilegal.

Una chica cualquiera se va a las cercanias de Roma, con una furgoneta acondicionada (colchón en la parte trasera), una sombrilla y una silla, se viste "para matar" y se sienta allí a leer un libro o a mirar como pasan los coches. De repente para un camión a su lado, le pregunta cuanto, la chica dice su precio, pasan al interior de la furgoneta, echan un polvo, el camionero sigue su viaje y santas pascuas plín.

La chica ganó un dinero por follar, cierto, pero legalmente la prostitución no existe. O sea, todo eso, en teoría, no sucedió.

Que un camionero se mosquea, por lo que sea, con una de esas chicas que vestía con falda roja, jovencita y muy bonita y le está tundiendo las costillas en la cuneta, con unos Carabinieri riendole la gracia a veinte metros, y que después se dedican a investigarnos al Bala Perdida y a mi por parar a ayudarla (menudo sopapo le calzó el Bala al camionero, pero le estuvo bien), pues al final no pasa nada, total, en palabras de los Carabinieri, que más o menos fueron estas "¿Ma, che cosa importa la putana per tu?, e solo una putana, una marginale" ¿para que van a ayudar los Carabinieri a una puta, verdad? total... no existe, no es nadie.

Sin embargo, allí en el bello país de Italia, el macarra para el que las putas no existen, el macarra que aunque conozca su existencia, de oidas, pasa de ellas, el macarra que no da nada por ellas y al que le importan una mierda, descubrió algo:

En Italia hay una puta uruguaya, una puta que no existía, claro. El macarra de esta puta que no tiene obligación ninguna para con ella, que de verla agredida ni la defendería, resulta que descubrió que esta puta, inexistente, había ganado un dinerillo importante, 375.000 euros exactamente, y ni corto ni perezoso se presentó a ella y le pidió su parte.

Este macarra se llama gobierno italiano, pero puede ser el de cualquier otro país donde la prostitución no exista. Es uno de los macarras más crueles y cobardes: no te da nada, no te ayuda en nada, no te protege de nada, hasta se ríe de ti y te considera marginal, en algunos casos te crea problemas, en otros te puede incluso pegar y fuerte, y sin embargo, si descubre que ganas dinero, viene y te pide su parte.

¿Hay macarra más cabrón?

10 comentarios:

  1. Muy bueno Miriam "el padre" estado nos chulea a todos por igual, se puede ser ilegal, pero no por eso se libra uno de pagar.

    En fin yo nunca he ntendio muy bien esa relación chica, macarra me parece algo tipo sado, maso, seguro que todo es algo mucho mas complicado.

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  2. Bueno tio, yo creo que el macarra sigue existiendo solo que ha cambiado sus maneras, ahora se llama empresario de bares de alterne y son mafias organizadas

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  3. En todas partes se paga por todo. Al menos, a mi me cobran

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  4. Yo tambien creo que sigue existiendo el macarra. Todas esas chicas que estan en la carretera y que un tio esta detras de ellas.

    Saludso

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  5. Blas, cierto que de un modo u otro nos chulea a todos, pero a algunos, aunque a veces nos cueste creerlo nos da un servicio a cambio de nuestros impuestos. No se, me imagino, por ejemplo, que con el impuesto de circulación de los vehiculos arreglan calles, por ejemplo. El problema es que en el caso de las putas... no reciben ni un solo servicio por parte del estado (en este caso el italiano).

    Anonimo, un empresario de bar de alterne no es un macarra, puede que alguno lo sea, pero no la mayoría ni mucho menos. Un macarra chulea "todo" el dinero de una puta y fiscaliza su vida. El empresario te ofrece unas instalaciones por las que te cobra un tanto, si quieres lo coges y si no lo dejas, te puedes ir cuando quieras, no te obliga a nada.

    Juan, cierto, pero como le digo a Blas, al pagar solemos recibir unas prestaciones.

    Yo no trabajé en carreteras ni calles, Lia si lo hizo y no me cuenta esas cosas. Ocurre como en los clubes, algunas tienen macarra pero no la mayoría ni mucho menos. A veces entre varias pagan a un tío (que anda por allí, por cosa de que las ayude si tienen problemas). En otras ocasiones hay tíos siempre rondando por estos barrios, muchas chicas consumen droga y ellos se la venden. Hoy en día, como comento en el post, no quedan macarras. Un día hablaré de esto largo y tendido.

    Gracias a todos por vuestros comentarios.

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  6. Miriam, simplemente, un aplauso y una ovación. Estupendo post.

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  7. Cuando leo estas cosas tengo vergüenza de ser italiano..

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  8. Cuando leo estas cosas tengo vergüenza de ser italiano..

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  9. si fuera por eso yo deberia estar escondido en un hoyo ya que soy argentino

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