
Desde aquella historia de pederastía este hombre (bueno, lo que queda de él) no levanta cabeza y cuando no se mete en un jaleo está intentando salir de otro.
Se cuenta y rumorea por la red que Michael Jackson está pasando apuros económicos por lo cual pidió a Abdulla bin Hamad Al Khalifa (segundo hijo del rey de Barheim) si tenía algo suelto para prestarle y el jeque se lo prestó, nada más y nada menos que unos 5.6 millones de euros.
A cambio de esa calderilla el cantante se comprometía a grabar un disco y a escribir una autobiografía. De ambas cosas iría a medias en cuestión de derechos con el jeque. Parece que Michael no cumplió la parte del contrato en la que tenía que ponerse a trabajar y el Sr. Abdulla lo denunció en un tribunal de Londres.
Ahora cuentan las malas lenguas, que para hacerse perdonar, llegó a un acuerdo con el jeque y como consecuencia de ese acuerdo abandona su religión de toda la vida para abrazar la fe islamica, en adelante, dicen, se llamará Mikaeel, uno de los angeles de Alá.