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sábado, 9 de junio de 2012

Me gusta la gente legal, aunque sean delincuentes

Julita Cuquerella es la secretaria de Iñaki Urdangarín

Y no es que quiera juntarme o parecerme a los delincuentes que son consecuentes con sus pactos y tienen palabra aunque sea para hacer una maldad. Pero tengo por seguro que este tipo de personas, a la hora de hacer el bien (si lo hiciesen claro) serían de lo mejorcito.

Hace ya unos cuantos años tuve cierta amistad y algo de cama con un ruso que era mejor tener como amigo que como enemigo. Una noche tras invitarme a unas cuantas copas de Nestea que simulaba ser whisky en un puticlub, me comentó que no andaba muy fino de conciencia, le había tenido que dar una tunda a un tipo muy poca cosa para advertirle de que debía de pagar ciertas deudas contraídas a su acreedor, le daba cosa haberle roto un par de costillas y alguna que otra muela y que aquel "pobre hombre" ni se hubiese defendido

-¿Para que lo hiciste? -le pregunté- con avisarlo te hubiese bastado ¿no?
-No podía solo avisarlo, me pagaron para darle una paliza.

Y como cobró por dar una paliza a un hombre bastante poca cosa la dio, sin más, muy profesional y eficiente. Si alguien le hubiese pagado por descargar un camión de productos radioactivos estoy segura de que una vez dada su palabra lo hubiese hecho.

Leo sobre la secretaria de Iñaki Urdangarín que se llama Julita Cuquerella, que es apellido así como de familia bien, como cuando escuchas "Borja Mari" o "Cuqui". Julita, como secretaria y conocedora de las posibles tropelías del yerno del Rey se vio obligada a declarar ante el juez como testigo, en la noticia leo lo siguiente:
"La secretaria fiel testificó dos veces, en febrero y abril, en Barcelona "no es un trago de buen gusto", observó. Antes del trance judicial le rogó al duque: "Tú reza un avemaría para mi, para que esté más tranquila". Declaró como testigo, prometió decir la verdad. No juró. Su testimonio ocupa treinta folios. En ocasiones se hizo la esquiva, quería proteger a Urdangarín. 

En un momento dado, el juez le advirtió de que iba a imputarla si no decía la verdad"
Esto, en un mundo en el que muchos empleados de gente con secretos que guardar corren a desvelarlos, por dinero, a la primera de cambio, para mi vale mucho. Cobraba por hacer un trabajo en el que, por lo que se lee en el reportaje, cometió al menos alguna irregularidad mandada por Urdangarín, lo aceptó en su momento y ahora no se amilana ante la justicia y calla o no lo dice todo para proteger a quien le pagaba. No me parece mal, entendedme bien, no estoy a favor de que alguien cometa un delito y se vaya de rositas, si a favor de la gente leal y consecuente con sus actos.

Creo que la mayoría en su lugar se cagaría de miedo (no como ella, que es capaz de increpar a fiscal y juez) y comenzaría a largar de todo, incluso con riesgo de terminar ellos mismos en la cárcel antes que el mismo acusado.

Si yo tuviese una empresa y necesitase una secretaria no me lo pensaría dos veces a la hora de contratar a Julita Cuquerella.